28 febrero 2005

Carta Blanca

El caso es que la vida no es ni tan fìera ni tan bonita como la pintan, sólo unos pocos dicen acariciar el éxito sabroso de trabajar cómodos en lo que realmente les gusta.


Esta mañana en el coche en el que me llevaban al trabajo, los cristales traseros, estaban tintados y el sol pegaba de frente, me puse las gafas de sol y recoloqué la capucha de la sudadera, decidieron desviarse para así atajar y recorrimos el borde de un río...cuando levanté la vista había cuatro patos volando paralelos al coche.

A veces pienso que no todo es tan bonito al ver un fragmento de la cotidianidad, que aunque las verdaderas vetas de la realidad se escondan en el día a día, si nos enfrascamos en buscar esos pequeños detalles, pasaremos por alto todo aquello que para nosotros es superficial: Ruído, monotonía, lo cíclico, lo gris, las broncas, las rabias... ...Los jefes, los sueldos, la miseria, la sobervia, los celos... y así perderemos la visión total de todo lo que nos rodea, para ver sólo lo que nosotros queramos ver.
No se trata de positivismo, se trata de que si se es selectivo con lo que queremos vivir, la realidad nos abofeteará la otra mejilla.

Ahora estoy en mi cuarto escribiendo esta carta, a mi me gustaría que el vaso de zumo no se me vaciase tan rápido, no tener que volver a darle al play cuando se acabe el disco, que la luz descendiese gradualmente marcando la intensidad con el entornado de los ojos, poder llamar por teléfono gratis a la persona que ahora mismo tenga más lejos, poder ver por la ventana justo el lado contrario de la casa...imposible no es, pero que las cosas hay que currárselas está muy claro, y que a veces no se trata de esfuerzo un éxito, ni de empeño un logro...



La base de cualquier sueño tiene que ser la ilusión.

26 febrero 2005

Te compro tu ilusión.

El magnate espera en la acera
La llegada de su enorme limusina,
Mientras cavila cómo incrementar el esclavismo infantil
Y otros proyectos más atroces todavía.

Edward Gorey _ The fatal lozenge.


Estaba gordo, tan gordo que mil niños podían nadar en su barriga...los últimos días de su agonía, se dedicaba a abrir puertas y a arrastrase por pasillos angostos en los que ni siquiera el ogro de su hijo podía balancearse para poder de alguna forma sentirse gracioso.

Esa mañana los números no parecían encajar, así que decidió beber un poco de sangre de uno de sus empleados, “Gente como esta sobra” _decía mientras secaba el hilo de sangre derramada por una de sus comisuras...”Hazme caso hijo, tu hazme caso a mi”...
A lo largo de la mañana sólo se oía el sonido de las luces y algún que otro lápiz en el suelo... Clip chuiick...

Todos sabían que algo extraño estaba pasando...un hedor a alcohol invadía el edificio, así que los chicos decidieron no quitarse la bufanda, las puertas estaban desencajadas; al parecer los verdaderos dueños del inmueble intentaron ver con sus propios ojosesa m isma noche, la verdad de la factoría, para saber si ese mes les iba a ser abonado su alquiler...

-Alguien ha entrado en mis números- Dijo el gordo con mil faltas de ortografía...(porque al señor gordo, lo que más le gustaba era mover sus dientes para resumir de historias fictíceas, mentir y babear)

Clip chuiick...clip chuiiick...

Un coche blanco había llegado justo en ese momento...había muchas cabezas dentro...todo olía a fresco...alguien muy largo bajó.

Daba pasos y vestía de verde...daba otros tres y entraba en el edificio, si daba tres más estaría frente a la puerta del gordo...

No llamó, entró y dijo:

-¿Llego tarde? Lo digo porque nadie me había citado.

Todo lo que decía parecía absurdo, el gordo estaba desconcertado, nadie nunca antes le había hablado de esa forma.

-Vengo a cerrar la puerta, no quiero que a esos chicos les entre más frío.-decía el hombre de verde.

El gordo no daba crédito a citas tan inconexas y su cerebro no llegaba a asimilar a tanta velocidad tanta palabra.
Las puertas del coche se volvieron a abrir y uno a uno, los chicos de la factoría fueron entrando...

UN GOLPE HIZO TEMBLAR TODO EL PUEBLO

La oficina del gordo se había quedado vacía...no había ni suelo, solo cables coleteando por los chispazos y cristales de gafas rotas...un enorme agujero desfilaba por el centro del cuarto hasta fundirse en un negro en el que ni los ecos de los gritos y rebuznos podían rebotar.

Cuando el hombre de verde se giró y me vio al lado de la puerta, hizo el ademán de cederme el paso y me señaló una casa, era de piedra, tenía contrafuertes y parecía estable...

Dio tres pasos y entró en su coche con todos los chicos...al bajar me di cuenta de que el coche iba haciendo paradas y dejando bajar a los chicos en lugares nuevos, no en todos sonaban lápices, ni luces, pero todos dejaban su bufanda colgada en la entrada, y sonreían al salir.

Del gordo no se supo nada, alguien cuenta que amamanta a sus hijos en un cuarto lleno de humedad y que ellos sonríen al ver a su padre mover los dientes y decir números con faltas de ortografía...



Clip chuiick...